Cuando pienso en los motivos del éxito del póker, no puedo dejar de pensar en el impacto que ha tenido este juego en otros ámbitos de la vida: cine, televisión… ¡E incluso arte! En este sentido, la imagen de “Perros jugando al Póker” aparece inmediatamente en mi cabeza.
Creada por Cassius Marcellus Coolidge, también conocido como “Cash”, esta serie de pinturas es un ejemplo clásico de cómo el arte trasciende las clases sociales, la educación o el dinero. Aunque no se trata de una obra de gran profundidad, su impacto cultural es innegable.
Coolidge, un pintor que pasó de una profesión a otra, encontró su nicho con estas pinturas. Eran encargos comerciales para la editorial Brown & Bigelow, una empresa conocida por sus colaboraciones con artistas como Norman Rockwell.
En este contexto, las obras de Coolidge no eran más que un producto comercial, destinadas a ser accesibles y humorísticas, sin pretender ser más que una representación divertida de perros en situaciones humanas.
El Arte Comercial de Coolidge
Las obras de Coolidge son, esencialmente, estilo kitsch: graciosas y cursis a primera vista, destinadas a provocar una sonrisa en el espectador. La serie completa abarca 16 pinturas, con perros personificados en varias situaciones relacionadas con este juego de casino.
Aunque algunos han tratado de verlas como un comentario sobre la vida personal de Coolidge o una sátira social de la clase alta, el póker en la vida cotidiana de la época, con sus raíces en las tripulaciones de los barcos fluviales y los soldados estadounidenses, no era el mejor vehículo para tales mensajes.
Para mí, lo que destaca de Perros jugando al Póker es su sencillez y accesibilidad. No busca provocar un debate profundo, ni desafiar al espectador con matices complicados. En cambio, es sentimental y entrañable, ofreciendo una visión divertida del mundo canino que puede ser disfrutada por cualquiera, desde los amantes de los perros hasta aquellos que encuentran las bellas artes un tanto inaccesibles.
Impacto Cultural y Legado
A lo largo de los años, estas pinturas han ganado popularidad como un elemento decorativo descarado, especialmente entre la clase trabajadora. Su presencia en la cultura popular ha sido sostenida, y continúan siendo referenciadas en medios modernos.
Coolidge, con su enfoque desenfadado y su inclinación por los “perros haciendo cosas”, creó un legado que, aunque no ambicioso en términos de exploración estilística, sigue siendo relevante hoy en día. De hecho, en 2015 el cuadro de la serie denominado “Poker game” se vendió por alrededor de 620.000 euros
Desde mi perspectiva, “Cash” y sus Perros jugando al Póker son un recordatorio de que el arte no siempre tiene que ser serio para ser significativo. A veces, una obra simplemente debe hacer reír o sonreír, y en ese sentido, Coolidge ciertamente logró su cometido.